lunes, 17 de agosto de 2009

Una historia

El viento aullaba furiosamente. Doblegando a su voluntad árboles, arrastrando consigo basura, ramas, polvo y todo lo que estuviera a su alcance. Furiosos los rayos surcaban los cielos, salvajes, indomables. Quemando y destruyendo aquello que tocaban.

Los truenos retumbaban por toda la ciudad, haciendo temblar los ventanales de cristal de los altos edificios. El agua caía incansablemente, sin tregua alguna. Dejando a su paso caudales de agua por las calles. Todos los habitantes se refugiaban en sus casas ante la ferocidad de la tormenta.

Una mujer observaba impasible la tormenta, desde la cima de la montaña. Su salvaje cabellera al viento, sus ojos violeta fijos en Cira, la luna protectora. Su fino vestido, ya empapado, luchaba contra el viento que amenazaba con hacerlo jirones. Todo su cuerpo se estremecía, su piel helada y mojada por la lluvia estaba tan pálida como la de un muerto, parecía como si en cualquier momento fuera a colapsar. Pero siguió en pie. Con los ojos fijos en la invisible luna, cubierta con enormes y amenazantes nubarrones negros, que se movían con el viento violentamente, como si una lucha encarnizada de rayos tuviera lugar en ella.

La mujer murmuraba un hechizo. Uno poderoso, uno que acabaría con todo, con las esperanzas y maldiciones, con el amor y el odio, con las alegrías y angustias, con los milagros y las grandes decepciones. Cerró los ojos, su cuerpo se estremeció ante la oleada de energía que convocó a través de los rayos.

Alzó las manos al cielo, con cada fibra de su ser echando chispas, concentró y absorbió toda la energía de la tormenta. Usando sus últimas fuerza dió un último suspiro de determinación, y murió. Lanzando así la condena de ese mundo.

Las estrellas brillaron más que nunca de la sorpresa y Cira, la luna, recibió el impacto. Luchó contra la maldición con toda su fuerza, con todo su poder. Pero perdiendo la batalla, se entregó. Las estrellas observaron todo atónitas, incrédulas, y con su luz brillando y parpadeando más que nunca intentaron advertir al elegido que el peligro estaba por comenzar. Pero abajo en la cuidad, todos dormían, resguardados dentro de sus casas. Ignorantes del peligro inminente.

Con un grito agudo, Claire despertó. Bañada de sudor frío, con los oídos aturdidos por la potencia de los truenos de la tormenta soñada. Con los ojos irritados por la luz de las estrellas que nunca vió. Con los huesos doloridos y agarrotados por el frío de la lluvia inexistente.

Cuando afuera una tranquila y bochornosa noche de verano seguía su curso.

Bueno..

No tiene ningun sentido lo se, no es ni un principio ni un final...
Lo escribí un día que había muchiisiimo viento =D

Aun así me encantaría saber que les pareció, bien, mal, horrible, equiis- para flores, para besos, para tomatazos xD... Porfavor les ruego sean sinceros conmigo, si no nunca aprendere.
Agradezco mucho comentarios x)

En caso de que les haya gustado me alegro muchiisimo!!

Nos vemos!! ♥



1 comentario:

Mariana S dijo...

Esta muy bien, las descripciones son muy buenas, si decides seguir con él solo es cuestion de darle dirección verás que puedes conventirlo en una grandiosa historia larga. Vas muy bien!! ^^








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